EL ELEFANTE EN MI SILLÓN. Clara Bredy

Ya lo tenemos donde quería estar. 
El elefante entró en la cacharrería, y los cacharros son nuestros derechos y libertades. Le abrimos la puerta de nuestra casa, de cada uno de los templos donde ha de habitar la democracia, y raudamente ha ocupado el sillón más cómodo para servirse de ella mientras la destruye. Y ahora sí que de ese sillón no lo podemos sacar, so pena de morir en el intento.

El próximo 1 de diciembre hará 50 años que pisé por vez primera la Facultad de Químicas de la Universidad de La Laguna. Aquel curso en el que no hubo clase por la huelga de los profesores no numerarios que tenían unos salarios similares a l@s profes asociados de hoy, es decir, de miseria. 

Pues bien, en estos años, siendo un mujer racializada, sólo había sido víctima de agresiones racistas en los últimos años, y siempre en Madrid. 
La situación ahora es muy distinta, ya que estoy siendo violentada en lo que hasta ahora era mi zona de confort, Tegueste y La Laguna. En alguna cafetería, supermercado e incluso en algún banco de alguna plaza. 

 No tengo duda alguna de la legitimación de la xenofobia y el racismo que supone la presencia de VOX en las instituciones. Personas que negaban serlo hoy alardean de ello a la vez que añoran a Franco sin saber siquiera, dada su edad y que en la escuela nadie se los explicó, quién fue el dictador. Hablo de adult@s jóvenes a los que conocí con 8 o 9 años en el ámbito escolar. 
Tegueste dió 310 votos a la ultraderecha y la Laguna 4832. Suficientes para tener precaución por mi parte. En resumen, mi zona de confort se ha estrechado y lo de salir sola me lo pienso dos veces.

Inevitablemente me pregunto si esta situación que viven miles de personas, unida a los ataques misóginos, homófobos y tránsfobos, ante la pasividad de los "espectadores", podía haberse evitado. 
Mi respuesta contundente es SI.
Básicamente, si los partidos del arco parlamentario y sus decenas de asesores hubieran atinado un poco más, y en vez de considerar a Vox como un partido casi folclórico, de añoranza franquista de aquella España de charanga y pandereta.... lo hubieran enmarcado en el contexto del plan global extensamente financiado e inmerso en la estrategias de la IA, de la ultraderecha europea y el trumpismo, cuyo objetivo es desmantelar los derechos democráticos y establecer regímenes totalitarios. 

Encima lo tenían fácil. En el año 2002 Aznar se sacó una ley para borrar del mapa a la izquierda abertzale. Ilegalizando así a Herri Batasuna. Fue la llamada ley de partidos. Pues bien, evitar la inscripción de Vox como partido político hubiera sido posible aplicando la Ley Organica 6/2002, que en su Exposición de Motivos señala que:  " El objetivo es garantizar el funcionamiento del sistema democrático y las libertades esenciales de los ciudadanos, impidiendo que un partido político pueda, de forma reiterada y grave, atentar contra ese régimen democrático de libertades, justificar el racismo y la xenofobia o apoyar políticamente la violencia y las actividades de bandas terroristas".

A lo largo de estos años, ha habido de forma reiterada situaciones de incumplimiento, sin que se haya tocado un pelo al fascismo español organizado en Vox. 
Se les ha dejado proliferar como hongos venenosos, colonizando mentes y sentimientos con su ponzoña de odio. Ahora además, con su compañero de viaje, el Partido Popular, a través del cual, ya están gobernando en varias Comunidades Autónomas y en al menos 187 Ayuntamientos.

El 23 de julio tenemos Elecciones Generales. De nuevo nos jugamos nuestros derechos y nuestras libertades. Y qué haremos sin ellos. Algunos de nuestros familiares emigraron, nosotras qué haremos aparte de lamentarnos. 
A much@s de nosotr@s nos costó muy caro construir lo que hemos conseguido. Por favor, haz lo único que permite la democracia representativa: VOTA para intentar no perderlos. 

Comentarios

  1. Yo lo tengo claro. Siempre voto porque no quiero que otros decidan por mi

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ABRAZAR LA VEJEZ. Clara Bredy

FUEGO y FALTA DE PUDOR. Clara Bredy