La Abeja Negra

BRASIL EN EL CORAZÓN  " Las nubes cubrieron el cielo hasta que empezó a caer una fuerte lluvia. Ni un pedacito de azul. El  viento sacudía los árboles y los hombres semidesnudos temblaban. Gotas de agua caían de las hojas y se d eslizaban por los hombres.  Solo los burros parecían insensibles a la lluvia".                  Jorge Amado, novela Cacao, 1933         En mis ensueños, Brasil fue siempre un lugar para imaginar, mirar y escuchar. Entre los 15 y los 18 años desperté a la intensidad con él. Hizo el milagro de ampliar mi visión del mundo, sin salir de mi habitación. Me bastaba mirar al cielo en las noches sin luna.  Al amparo de las novelas, leidas una y mil veces "Gabriela clavo y canela" y "Doña Flor y sus dos maridos" de Jorge Amado, del que más tarde descubrí su literatura social con "Cacao", con las que viajaba y me embebía. A la vez, en plena crisis de fe, me iba impregnando (a escondidas) de las enseñanzas de los teólogos revolucion

Esas esferas mágicas llenas de luz, ellas mis amigas.  Cuando era pequeña y veía una canica solía pensar que así se veía la tierra desde el cielo. Era agradable esa imagen que se iba haciendo más y más grande.    Llevo semanas indagando en mis gavetas en busca de respuestas, recuerdos y misterios que se esconden entre papelitos y frasquitos de perfume. Saco todo, lo miro y veo el recorrido de mi vida en esas gavetas. A pesar de que busco respuestas, ellas me contestan con más preguntas. Repentinamente una canica brillante cual bola del mundo, se echó a rodar a mis pies y me llevó tras élla. En unas vueltas llegamos al reino iridescente de la curiosidad, de la sabiduría de las mil  preguntas.  Ese reino en el que girando todo vuelve una y otra vez al origen, al principio, a la pregunta central.  Estando ahí, de manera furtiva, asoma como por arte de magia, de la penúltima gaveta, un billete de tren viejo y raído, con una frase que escribí hace 40 años: No encontraré la respuesta correct