El amor migrante. Relato íntimo a la memoria de mis padres. Clara Bredy


Ellos no sabían el uno de la otra. 

Los separaban siete mil kilómetros, dos colores de piel que no podían entrar por la misma puerta en salas de fiesta o teatros. Prejuicios y castigos dentro y fuera de su mundo cercano. 

Ella, maestra nacional, hija de maestro, nacida y criada en la Castilla profunda. En una decisión de una enorme valentía, con poco más de 20 años dejó la escuela en la que daba clases,  y el sueño de un amor imposible con un guardia civil y emigró a principios de los años 50, con su hermana mayor a Venezuela; huyendo del horror de la posguerra y sus consecuencias. Emigró por necesidad, y yo diría, que hasta por hambre.

Él, médico y el más joven profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Puerto Príncipe. Hijo del presidente del Senado de Haití y hermano de Embajador, era el pequeño de la familia.  Acudió como médico con la delegación diplomática de su país a la toma de posesión como presidente de la República de Venezuela del escritor Rómulo Gallegos.

Corrían los años 50.

Ella, mi madre, que junto a mi tía fundaron el primer colegio que puso en marcha el método Montessori en Caracas.

Por cosas del azar,  una invitación de los padres de un alumno las llevó a una fiesta en la embajada de Haití.

Allí se dio el primer encuentro de los que serían mis padres. En cinco meses decidieron casarse. Mi padre volvió a Haití y renunció a sus cargos. También se separó de su adorada madre, mi abuela Clara. Volvió a Venezuela y se puso a trabajar duramente en la epidemia de fiebre amarilla que asolaba Venezuela en ese momento.

Mi madre, vivió el racismo dentro y fuera de su familia de origen. Se vio migrante española y rechazada por casarse con un negro. Pasaron muchos años para que mis abuelos y algunos de sus hermanos aceptaran su atrevimiento y toleraran su valentía. Mi madre se casó con un negro en los años 50. Cada vez que lo pienso alucino y la admiro por ello.

Mi padre, se vio perseguido por el racismo toda su vida y vivió 98 años. Desde muy jóven,  en un congreso médico en Nueva York,  tras una elocuente intervención,  varios médicos se le acercaron a felicitarle, aseverando que no parecía propia de un negro,  como si el color de piel,  impidiese semejante nivel de inteligencia,  a lo que él,  con el humor que le caracterizaba,  contestó, ¿esa mutación creen que ocurrió antes o después de las 11h?, hora a la cual se había dado su discurso. Y así transcurrió su vida...

Hay una anécdota que no me resisto a contar, hace casi 20 años acudió a un Congreso en Tenerife invitado por la ULL como Catedrático de la UCAB. Al llegar al aeropuerto de los Rodeos la Policía Nacional lo retuvo alegando que si realmente llevaba 40 años casado con una española, no tenía lógica que no tuviera pasaporte español. La lógica del racismo. Él jamás renunció a su nacionalidad haitiana,  y pudiendo optar al pasaporte español,  decidió no hacerlo. El policía, sin dejarlo salir del aeropuerto,  le insistió que le daba igual la invitación de la universidad, que su hija viviera aquí y que tuviera medios económicos acreditados. Que no les cuadraba. Lo tuvieron casi tres horas retenido. Finalmente,  lo sacó de allí el Delegado del Gobierno en Canarias a instancias de la ULL, con una queja formal....Aquello aún hoy, cuando lo recuerdo me revuelve y me turba, al pensar cómo será el trato a las personas migrantes, si a mi padre lo maltrataron de aquella manera. No me cabe duda, que por ser negro.

Siempre fueron migrantes. Se vivieron como tales y contaban historias difíciles de creer. Y ambos eran dos fuerzas de la naturaleza. Con un pacto secreto de amor y resistencia.

Quiso la casualidad que años después, mi madre, secretaria ejecutiva del Canciller de la Embajada de España en Caracas durante más de 20 años,  se encargara de buscar a muchos hombres canarios que se fueron en busca de fortuna y de los que su familia en Canarias no sabía nada. Se encargaba de los exhortos. Cuando en el año 2007 ella y mi padre decidieron volver a migrar, en este caso a Tenerife, con 77 y 89 años respectivamente, en plena crisis de los cayucos, la obsesión de mi madre era: "cómo podrán esas madres saber que sus hijos llegaron ¿Se hacen exhortos aquí?"....

En el caso de mi padre, estableció todos los vínculos que pudo con los jóvenes migrantes alojados en el CIATEC de Tegueste. Les hablaba en "patuá" y “creóle” que es la mezcla que en algunas islas del Caribe tienen el francés y el inglés, con las lenguas africanas de los esclavos que los franceses e ingleses llevaron allí desde el África subsahariana. Aún  recuerdo ver en la sala de exposiciones Prebendado Pacheco a un grupo de estos chicos sentados en un corro con mi padre mientras les contaba cosas de su pasado y también sobre los refugiados y las leyes y las agencias de las Naciones Unidas de principios de los años 50, para la protección de los refugiados.

En fin, que mis padres me regalaron el mestizaje y una educación basada en la igualdad. También me ayudaron a comprender que no hay derecho que dure si no se defiende. Y que la comodidad es el asiento de la ignorancia.


Comentarios

  1. Que delicia de historia!! Quiero más
    Y la frase...final para hacerla en tatuaje
    !

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  2. Hermosa historia de vida 😊😉😊

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  3. Gracias por compartir Clara, un placer y un honor. Nos abrazo con fuerza.

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  4. Sin duda, una de las más grandes personas que he conocido y a la que le sigo teniendo una gran estima.❤����

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  5. Precioso clara y me hace pensar mucho en mi madre y mis abuelos y en mi misma como ellos emigrante que a pesar de ser rubia y de ojos verdes he sentido ese lastre solo por tener un acento diferente he luchado de forma incansable por ser mejor persona y buen profesional y aún así en ocasiones lo he sentido así que me imagino tus padres y en aquella época fueron extraordinariamente valientes es una gran historia de superación y de orgullo para ti y para todos los que emigramos tendría historias personales que contarte de mí que se la cuento a mis resis para que aprendan a valorar a todo el mundo y abran su mente pero eso te las contaré algún día
    Un saludo y gracias por compartir esta bella historia de tu familia 😘 por cierto soy tania lastres la cubana de tejina 😂😂que no se si sale

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  6. Es Maripili gracias hermana por esta historia tan relevante a la situación del migrante y al perjuicio sistémico que vivimos hoy en los Estados Unidos. Es un homenaje a nuestros padres y su valentía. Papá no lo detuvo nada y su legado entre otros la Universidad Católica Andrés Bello del que fue fundador al lado de los jesuitas uno de tantos legados que tanto beneficio a los jóvenes venezolanos que allí hiciesen su carrera. Su humor tan fino y brillante como su mente de sabio porque eso fue un sabio, desarmaba el cinismo de la ignorancia del prejuiciado. Nada detuvo su crecimiento personal y profesional con el que aportó tanto a la educación del joven venezolano al punto de ganar galardones ofrecidos a presidentes como la Orden Libertador en Primer Grado. Bravo hermana por ese regalo a la memoria de nuestros padres .

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  7. Hermoso relato. Relaja el ánima de quién es sensible a la justicia y al amor humano.

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