CON EL DESEO NO BASTA. Clara Bredy

El deseo es una fuerza poderosa pero no es por si sola suficiente para conseguir lo que deseamos. 
Para que las cosas nos vayan bien, hace falta algo más que desearlo. Hay que hacer lo posible y poner nuestras ganas en ello. 

Si estamos en una relación de pareja, de familia, con un compromiso de vida, no podemos jugar a escondernos en nuestros mecanismos de defensa. Si no jugamos con seriedad y de manera equilibrada, poniendo la atención, la intención y los cuidados mutuos para que ocurra, nada irá bien, aunque sea nuestro deseo. Con desear no basta. 
Si queremos que algo mejore, empeñarse en hacer siempre lo mismo y negarse a hacer un plan de mejora, o simplemente hacerlo y no cumplirlo, es como mínimo una contradicción. 

En lo que afecta a las relaciones personales y en particular a las de pareja, suelo decir que al igual que los coches que nos transportan, cuanto más tiempo tienen, más cuidados requieren. Las relaciones que no se cuidan, se degradan, y si no afrontamos con valentía las posibles maneras de que mejoren, mueren de nuestra mano y bajo nuestra responsabilidad. 

Por otra parte, cuando en la práctica no se cumplen los acuerdos de cuidado mutuo para resolver los desajustes, o peor aún, una parte de la pareja decide no cumplir lo acordado, sin comunicarlo a la otra, estamos ante un fraude y la relación queda abocada de manera inevitable a un final traumático.

Los miembros de la pareja van cambiando en la relación igual que sus necesidades. Empeñarse en intentar recuperar las "mariposas en el estómago" de los primeros años, sin aceptar que las formas y modos del deseo cambian, y que el placer de las nuevas situaciones es diferente en cada tiempo, tendremos dificultades. Si uno de los dos, o ambos se niegan a aceptar este hecho. Si tras décadas de convivencia, no desarrollamos la capacidad de ser ductiles y flexibles buscando el encuentro para poner en marcha alternativas que ilusionen, sin rechazarlas de antemano, el interés desaparece y el amor se marchita. 

Amar no puede ser un sacrificio. Amar no duele, y si duele no es amor. 
Quien ama no renuncia a la tarea de hacer lo posible por estar mejor en la relación. Insisto, amar no duele. Es básicamente alegría e ilusión con grandes dosis de entrega y cuidado mutuo. Quien ama se siente feliz de hacer posible el que desear el bien para la relación de pareja no suponga un esfuerzo y un calvario sino una oportunidad de cuidado y crecimiento. 

Cuando el amor es auténtico, hacemos lo necesario para que ese desear que nos vaya bien, no sea una frase compuesta de palabras vacías de su verdadero significado. "Desear que nos vaya bien" no puede ser una fase hecha, requiere valorar lo que tenemos y cuidarlo, además de revisar lo que podamos mejorar para reforzar lo construido con amor y tesón. 

Para quienes se les llena la boca con esta frase pero no la llenan de contenido, antes o después se encuentran con que, ni su pareja, ni su familia son ya su prioridad. Entonces no habrá excusas, excepto las que les den sus mecanismos de defensa para justificarse básicamente ante si mismos, borrando de la ecuación su responsabilidad. Reconstruyen lo ocurrido de tal modo que puedan aceptarlo sin que la angustia y su criterio moral los atrapen. Esto partiendo del supuesto de que sean gente decente, claro esta. 

A este mecanismo tan extendido en todos los ámbitos de la sociedad, mi querido profesor de psicología social Juan José Lorenzo Leal, en tercero de carrera nos lo presentó como "racionalización autojustificativa". Era el momento del auge de la posmodernidad, y este concepto me impactó de forma profunda y me abrió los ojos ante hechos incomprensibles para mi, hasta ese momento. Él nos describía de esta manera el modo en que se recurre a este mecanismo de defensa:
“Recurren a justificar ciertos hechos para no entrar en conflicto con ellos mismos. Seleccionan de entre todas las explicaciones posibles hacia unos actos los cuales son reconocidos como inaceptables, aquellas que les van a permitir justificarlos"

Pues bien, es de justicia que no pongamos en nuestras bocas palabras huecas que dañen a otras personas, que son llevadas a engaño. La afirmación "Quiero lo mejor para nosotros" requiere la honestidad de no elegir recorrer el camino que lleva en el sentido contrario a lo que decimos desear.

Los mecanismos de defensa nos ayudan a sobrevivir pero usarlos continuamente para escapar puede ser muy arriesgado y difícil de mantener en el tiempo. Quizás merezca la pena un poco de valentía. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

ABRAZAR LA VEJEZ. Clara Bredy

FUEGO y FALTA DE PUDOR. Clara Bredy

EL ELEFANTE EN MI SILLÓN. Clara Bredy