LA CANICA LUMINOSA. Clara Bredy.

Esas esferas mágicas llenas de luz, ellas mis amigas. 

Cuando era pequeña y veía una canica solía pensar que así se veía la tierra desde el cielo. Era agradable esa imagen que se iba haciendo más y más grande. 
 
Llevo semanas indagando en mis gavetas en busca de respuestas, recuerdos y misterios que se esconden entre papelitos y frasquitos de perfume. Saco todo, lo miro y veo el recorrido de mi vida en esas gavetas. A pesar de que busco respuestas, ellas me contestan con más preguntas.

Repentinamente una canica brillante cual bola del mundo, se echó a rodar a mis pies y me llevó tras élla. En unas vueltas llegamos al reino iridescente de la curiosidad, de la sabiduría de las mil  preguntas. 
Ese reino en el que girando todo vuelve una y otra vez al origen, al principio, a la pregunta central. 

Estando ahí, de manera furtiva, asoma como por arte de magia, de la penúltima gaveta, un billete de tren viejo y raído, con una frase que escribí hace 40 años:
No encontraré la respuesta correcta si me hago la pregunta equivocada. La clave está en encontrar las preguntas.

Las preguntas, recias damas de la sabiduría, son como las canicas, con muchas luces y tamaños. Como a éllas las dejo correr para poder encontrar todos los matices de formas y los mil colores que esconden esas bolas cristalinas. Las preguntas que necesito han de ser fuertes y cristalinas. Sin excusa, justificación o subterfugios. 

Necesito las preguntas cuyas respuestas recojan las razones profundas y a todas luces poliédricas del cambio súbito que se ha producido en mi vida sin que me diera ni cuenta. O quizás si....De repente, una pregunta. 
Esta última puede ser una pregunta interesante y requiere una respuesta valiente. Tengo claro que rara vez una respuesta simple respondió a una pregunta compleja. 

De todas las preguntas hay una ciertamente peculiar. Me ocuparé de ella  cuando acabe con las preguntas importantes. 
Está relacionada con el circo y es la siguiente:
¿Qué clase de amor distorsiona tanto el entendimiento, como para dejarse engañar con la fantasía de una alfombra roja sobre la que caminar, con confianza y disfrute, que es en realidad una carpa plegada de circo, que sin saberlo, te puede engullir en cualquier momento? 

Doy gracias a las canicas luminosas por llevarme con ellas al maravilloso e infinito reino de las preguntas. 

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